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El fraude de Builder.ai que prometía programar como nunca gracias a la IA

El Fraude De Builder.ia

Y si, lo hizo como siempre: con 700 humanos simulando ser una IA. Builder.ai fue una pionera en la solución no-code asistida por inteligencia artificial y alcanzó una valoración de 1.500 millones. Tras el impago de un préstamo, su modelo fraudulento salió a la luz. En realidad su IA eran 700 empleados en India tirando código.

La verdad incómoda detrás de la IA: Cuando los humanos se disfrazan de algoritmos

La Inteligencia Artificial (IA) se ha vuelto omnipresente en el panorama tecnológico actual, atrayendo inversiones millonarias de grandes empresas y fondos de capital de riesgo para miles de startups. Sin embargo, no todo lo que brilla es IA. Un problema recurrente es que algunos productos, anunciados como lo último en tecnología impulsada por IA, en realidad ocultan un ejército de programadores mal remunerados que simulan ser chatbots.


El escándalo de Builder.ai: Un fraude millonario al descubierto

El caso más sonado es el de Builder.ai, la startup londinense que prometía revolucionar la creación de aplicaciones con IA. Sin embargo, como reveló CNBC, se trataba de un fraude masivo: la empresa empleaba a 700 programadores en India para simular una IA llamada «Natasha».

Respaldada por gigantes como Microsoft y fondos de inversión qataríes, Builder.ai recaudó 445 millones de dólares y llegó a ser valorada en 1.500 millones. Su plataforma «no-code», supuestamente impulsada por IA, prometía construir software modularmente, como si fueran piezas de Lego. La realidad, sin embargo, era muy distinta. Tras declararse en bancarrota y la intervención de sus acreedores, se descubrió que detrás de esa fachada tecnológica solo había un ejército de programadores humanos. En otras palabras, era inteligencia natural, no artificial.


¿Cómo operaba Builder.ai?

Bernhard Engelbrecht, fundador de Ebern Finance, explicó en su perfil de X cómo funcionaba el engaño. Builder.ai se presentaba como la solución definitiva para crear aplicaciones sin necesidad de saber programar. Sin embargo, «las solicitudes de los clientes se enviaban a la oficina de la India, donde 700 indios escribían código en lugar de IA».

Aunque la idea de programar con bloques generados por IA es común hoy en día, en 2018 era bastante innovadora. En aquel entonces, la desenfrenada carrera por la IA que se desató con el lanzamiento de ChatGPT aún no había comenzado. Esta propuesta vanguardista permitió a Builder.ai captar grandes inversiones, catapultando su valoración a la asombrosa cifra de 1.500 millones de dólares.

El Fraude De Builder.ia
El fraude de Builder.ia

La Caída de Builder.ai: De la Promesa de la IA a la Bancarrota

La historia de Builder.ai, una empresa que prometía revolucionar el desarrollo de software con inteligencia artificial, culminó en una estrepitosa bancarrota. Lo que comenzó como un ambicioso proyecto terminó desvelando graves irregularidades financieras y un producto que no cumplía lo prometido.


El Descubrimiento de un Engaño Financiero

El declive de Builder.ai se precipitó cuando la empresa incumplió el pago de un préstamo de $50 millones de dólares a Viola Credit en 2023. La respuesta del acreedor fue contundente: embargó $37 millones de las cuentas de la empresa, dejando a Builder.ai sin fondos para operar o pagar a sus empleados.

Fue entonces cuando, al revisar sus finanzas, salió a la luz un esquema de inflado de cifras de ventas. La compañía había simulado negocios con la firma india VerSe Innovation, una práctica que, según reportó Bloomberg, levantó sospechas de manipulación contable destinada a aparentar una solvencia mucho mayor. La propia Builder.ai, a través de una publicación en LinkedIn, admitió estar «trabajando estrechamente con los administradores» y reconoció que «errores anteriores habían llevado a la compañía más allá de la recuperación», agradeciendo a su personal y colaboradores.


La IA que no Entregaba Resultados

Más allá de las artimañas financieras, el núcleo del problema de Builder.ai residía en su producto principal: su supuesta inteligencia artificial, Natasha. Aunque se promocionaba como una IA avanzada, detrás de ella había 700 programadores humanos. Lo realmente grave, como señaló Engelbrecht en su mensaje, era que el código generado por esta «IA» simplemente no funcionaba.

Las aplicaciones resultantes estaban plagadas de errores, eran disfuncionales y su código resultaba ilegible. Engelbrecht lo resumió de manera mordaz: «Todo era como una inteligencia artificial real, excepto que nada de eso lo era».

Como consecuencia, los clientes de Builder.ai se encontraban con aplicaciones que no satisfacían sus expectativas, lo que provocó una caída progresiva en las ventas. Phil Brunkard, de Info-Tech Research Group, comentó a Business Today que muchas empresas del sector crecieron de forma desmedida y sin una base financiera sólida o innovaciones genuinas. La caída de Builder.ai ahora no solo expone las deficiencias de la empresa, sino que también pone en tela de juicio la supervisión de los inversores y la transparencia dentro de la industria tecnológica.

Crónica de una Estafa Anunciada: La Realidad Detrás de Builder.ai

No era la primera vez que se ponía en tela de juicio la autenticidad de la inteligencia artificial de Builder.ai. Ya en 2019, el prestigioso The Wall Street Journal había revelado que la startup ofrecía servicios de «IA asistida por humanos». Sin embargo, la verdad era precisamente la inversa: eran los humanos quienes asistían a la IA.

Robert Holdheim, un exempleado de la startup Builder.ai, ha demandado a la compañía por $5 millones, alegando que fue despedido injustamente. Según Holdheim, su despido se produjo después de quejarse de que la tecnología de Builder.ai «no funcionaba como se promocionaba y no era más que una cortina de humo».

Esta demanda pone en entredicho las afirmaciones de Sachin Dev Duggal, CEO de Builder.ai. En un artículo del Wall Street Journal, Duggal declaró que «alrededor del 60% en promedio de su software reutilizable es producido por máquinas y el resto es generado por humanos para el desarrollo de aplicaciones». Sin embargo, la evidencia presentada sugiere que la contribución humana en el desarrollo de sus aplicaciones era sustancialmente mayor de lo que Duggal había indicado.

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